Novak Djokovic despliega toda su felicidad mientras suelta el llanto, sin ningún tipo de tapujo, antes de fundirse en un abrazo con su hija Tara, ubicada en una de las tribunas bajas del estadio Philippe Chatrier, el renovado y a la vez mítico recinto principal de Roland Garros.
Para el mejor tenista de todos los tiempos –¿acaso subsiste la discusión?– no es un día ordinario. Acaba de derrotar 7-6 (3) y 7-6 (2) a Carlos Alcaraz, la incipiente leyenda de 21 años, nada menos que en la final olímpica para colgarse la medalla de oro en París 2024. Sí, el único logro que se le negaba, el que le había arrancado las lágrimas más desoladoras durante años de fallidos intentos. La conquista está cristalizada: Djokovic, que acumula todas las proezas del tenis, que ganó 24 trofeos de Grand Slam y terminó por coronarse como el mejor en la era de los mejores, todavía no lo puede creer.
Crédito: Claro Sports.